lunes, 28 de junio de 2010

Angel, Dave Matthews Band

Bunsen 01




Sacado de Bunsen, por Jorge Pinto.

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domingo, 27 de junio de 2010

I blame the squirrel

Esta noche no huele a lluvia, y yo tenía ganas de verla caer. Y de fumarme un cigarro junto a la ventana, y de salir a pasear a las perras y mojarme un poco, como por accidente. Seguramente me habría arrepentido. Tengo una herida en la mano que me habría ardido por el agua. Seguro dejará cicatriz, y aunque es la que más me molesta en este momento, es la menos grave. Me sorprenderé mucho si mañana logro levantarme de la cama. Hoy en la mañana, (se suponía que debía ir a estudiar a casa de Lui) se nos ocurrió la brillante idea de ir a andar en bicicleta al Ajusco. Resultó que la idea no era tan brillante, de regreso (los que conocen la bicipista del ajusco sabrán que el regreso está todo de bajada), venía a toda velocidad en una bici rentada (segunda mala idea del día), cuando se me atravesó en el camino un animal parecido a una ardilla (que no pude reconocer muy bien), y traté de frenar... bueno, las bicis rentadas no tienen muy buenos frenos, y no se me ocurrió testearlos antes (de subida frenaban decentemente bien ¬¬'). No logré detenerme antes de llegar a la orillita amarilla del camino, y fue esa cosa la que me hizo... bueno, caer. Fue cuando ya estaba en el suelo (medio desarmada y medio descosida, pero aún viva) que se me ocurrió pensar que la ardilla (o lo que fuera) se hubiera quitado del camino mucho antes de que yo hubiera llegado a donde estaba. Al final, acabé no estudiando. Lui me dio una pastilla para el dolor que me dejó dormida toda la tarde. Llegué a casa a prender la lap y ponerme a estudiar, avancé más de lo que esperaba, pero aún no lo suficiente para pasar el examen (I blame the squirrel). Me conecté al MSN una hora después, y luego se me ocurrió entrar a mi blog... se me apareció un link que decía "Nueva entrada". Ya he perdido demasiado tiempo escribiendo cosas que seguramente a nadie le interesan, y debería estar estudiando. Me voy, para los que no lo saben, háré el examen para entrar a la UAM en una semana casi exactamente, y cada día que pasa me hace ponerme más nerviosa.

sábado, 26 de junio de 2010

Once días

Sé que es posible que si hoy enciendo un cigarro, pongo canciones de Sabina y me acomodo en la ventana a ver llover, sería capaz de tirar a la basura todo por lo que he luchado esta última semana. Y lo peor es que, en este momento, siento que no me molestaría del todo. Todavía a veces me pregunto si todo esto vale la pena. Mi parte razonable siempre sale a relucir de inmediato, recordándome por qué vale la pena dejar de fumar, dejar de comer carne roja, hacer ejercicio y todo lo demás. Pero aún queda esa parte melancólica mía que se niega a morir, que se niega a rendirse. Es como si, sin avisar, algo dentro de mi se rompe y busca volver a su lugar de partida. Pero ese no era un lugar agradable, aún si lo amé hasta la locura, lo odie también con toda mi alma. Nunca antes quise salir, no con tantas ganas. No creo ir aún ni a la mitad del camino, pero voy mejor que todas las veces anteriores. La diferencia, que antes no pensé que sería tan, pero tan grande, es que hoy no estoy sola. Hoy, por primera vez en la vida, siento que hay algo importante por qué luchar, y ya no sólo una idea, un sueño, un concepto. Van ya once días y no me he arrepentido, ni he caido al piso, no he desmayado. Pero duele. Duele más que un simple cambio de casa. Duele abandonar el mundo en el que nací, duele buscar la cordura.

sábado, 19 de junio de 2010

Piromanía

Decidí limpiar mi recámara, sólo para descubrir que no bastará con ordenar para que todo quepa bien. Así que también decídí tirar la cama para darle espacio al restirador. Luego me di cuenta de que el restirador está lleno de cosas... decidí también tirarlas a la basura. Luego tuve que buscar espacio para el librero grande y... bueno, necesitaré una pala mecánica y un camión de carga. Tal vez con un tanque de gasolina bastaría... Tienes de casualidad un encendedor?

Bunsen: Rapidlol

Sacado de Bunsen, por Jorge Pinto.

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viernes, 18 de junio de 2010

Leyenda de la Puerta del Dragón

Es la leyenda de una carpa que vio la cima de una montaña y decidió que iba a alcanzarla. Nadó río arriba, escalando rápidos y cascadas sin dejar que nada le apartase de su camino. Cuando alcanzó la cima allí estaba la mítica «Puerta del Dragón» y cuando saltó por encima de ella se convirtió en un dragón. Los samurais del Periodo Muromachi deseaban lograr tener su valentía. Se cree que varias cascadas y cataratas en China son la ubicación de la «Puerta del Dragón». El Huang Ho (Río Amarillo) cruza a través de China, para poder llegar a su origen, una carpa tiene que nadar hacia un valle de rápidos conocido como Longmen, que pasa a través de la Montaña Jishishan (en la profundidad de las Montañas Kunlun). Tal como cuenta la leyenda si la carpa logra subir las Longmen Falls (y cruzar la Puerta del Dragón), se puede transformar en un dragón. Esta leyenda se usa como una alegoría del empuje y esfuerzo necesarios para superar los obstáculos y lograr el éxito humano en la vida. Las pinturas que ofrecen la carpa de Koi, por lo tanto, se consideran simbólicas de buena fortuna en negocio o vida académica. Más generalmente asociado a la perseverancia ante la adversidad (fortaleza) y fuerza del propósito (persistencia), también símbolo de paciencia y longevidad.
Tal como me la contaron, con todo y faltas de ortografía. Tal vez ya sé qué será mi tatuaje...

jueves, 17 de junio de 2010

Casa nueva

De las muchas veces que dije que cambiaría mi vida, esta es la única que realmente siento que será posible. Es curioso que en los mismos días esté a poco de mudarme de casa. Me gustaría pensar que será a un lugar mejor. Nueva gente, tal vez algún vecino inteligente para platicar de vez en cuando. Tal vez algún perro callejero que ande por ahí y se deje rascar detrás de la oreja al pasar juto a él. Tal vez que juegue con mi poodle. No sé, una casa grande y por algún motivo desconocido, barata. Calles con muy pocos coches y mucho espacio donde pueda salir a andar en bici sin problemas.
Y cada vez que lo pienso me suena más improbable. Pero siempre me ha pasado lo mismo los días previos a la mudanza... Un mar de historias se me viene a la cabeza, cada una más irreal que la anterior. Supongo que está de más decir que nunca he encontrado al perro callejero agradable, ni un vecino dispuesto a platicar conmigo de vez en cuando, mucho menos he vivido en una casa que realmente valga la renta que cobran. Y aún así, los cambios de casa nunca han perdido su encanto. Tengo otra vez la oportunidad de poner en orden todas las cosas de mi recámara, que últimamente me ha dado la impresión de que ya no caben aquí, ni siquiera las cosas que son útiles. Mi pequeño cuarto se ha convertido en mitad estudio mitad recámara y ya no encuentro ni dónde poner mi cabeza.
Cambiar de casa, para mi, es una forma de medir el tiempo; "Cuando pasó aquello yo vivía en no sé dónde", "cuando pasó esto otro ya vivía en no sé qué otro lugar". Y no entiendo cómo miden el tiempo los que siempre han vivido en el mismo lugar... ¿Será que soy la única que no es capaz de recordar una fecha?

martes, 15 de junio de 2010

First One

Tengo un libro de Benedetti qué empezar. Y la promesa de una lluvia que me mojará de pies a cabeza. Tengo un recuerdo qué borrar y una vida nueva que empieza. Que empieza sin él. Sin tí. Tengo otro libro por terminar y pocas ganas de hacerlo. Una chamarra qué comprar y nada de dinero. Un paragüas rojo, de mi rojo favorito. Un ipod cargado de música, de mi música, y pocas ganas de llevarlo conmigo. No tengo cigarros, pero sí ganas de fumar. Una rata gris con manchas blancas en la pancita. Un poodle que no me quiere y dos jerbos que me tienen miedo. Una cafetera que no es mía, sino de mi madre. Ganas de comprarme un coche y pocas de trabajar. Una cámara ansiosa por disparar, que grita por falta de pila. Muchos contactos de msn, y nadie que quiera ir conmigo a Coyoacán. Muchas ganas de salir y nadie que quiera venir conmigo. Tengo el mismo sweter café que traía cuando te conocí por segunda vez. Y pocas ganas de llevarlo. Me dará frío, y lo sé. Pero me marcho ya, tal vez alguien ya me espera para acompañarme a mi nueva vida...



Bienvenidos todos.