Alguna vez dije que la historia de mi vida, era que la gente se fuera. Se fuera lejos, se fuera cerca, otro estado, otro país, otra casa, otra escuela; No importa qué tan lejos, siempre se van. Otras veces soy yo la que se va, sin mirar atrás, sin reencor ni remordimientos, tal vez solamente un poco de nostalgia, pero nunca demasiado. Sé que se veía venir lo siguiente, pero de todas formas lo diré: Nunca me molestó. Mucho de lo que podría poner a continuación está ya muy escrito en otra(s) entrada(s). La verdad es que no sé por qué sigo dándole vueltas al asunto. Todo aquello de la mudanza me ha puesto a replantearme mi vida entera, a repasarla casa por casa, y sin darme cuenta me he topado con recobecos entelarañados en cierto vacío en mi pecho que pensé que se había ido hace mucho tiempo. La imagen de mi cuarto vacío y la ausencia de pareja me han hecho darme cuenta de que en realidad el vacío en mi pecho nunca se fue, y estos últimos años de relativa tranquilidad tuvieron un efecto placebo muy poco duradero. Y yo sé que tal vez es un poco temprano para poder decir "Es la historia de mi vida", pero eso no me hace sentir más tranquila. Al contrario, me hace pensar que tal vez vengan aún más años de soledad apaciguada por contactos "trash can" en el msn. Si me preguntas si extraño a alguien en particular, alguno de esos que han se han pasado por aqui volando y se han ido, algún amigo (pseudoamigo) de hace años... te diré que no. A nadie, ninguno ha tenido la capacidad de dejar su huella en mi vida. Pero también te diré que hay alguien por ahí a quien sé que si se fuera, lo extrañaría. Y mucho. Y no por lo que es, sino por lo que ha sido conmigo, por lo que me ha enseñado (algunas veces a la mala y/o sin darse cuenta).
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