He hablado antes de lo que las canciones son para mi, de la forma en que marcan el tiempo (igual que las casas en las que he vivido, pero en tiempos más cortos). También llegué a comentar cómo marcan a la gente a mi alrededor, de cómo le hacen para obligarme a no olvidar. De lo que nunca había hablado antes es de las canciones que recuerdo, pero no recuerdo de dónde. De las canciones que me recuerdan que he olviado que he olvidado que he olvidado. Tampoco he hablado aún de estas ganas incontrolables que tengo de escribir. De escribir hasta por los codos, con los dientes, escribir por escribir, hasta de no tener nada qué decir, porque lo he olvidado todo.
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