He vivido mi vida corriendo de un lado al otro, desde que tengo memoria. No recuerdo la cantidad exacta de escuelas primarias en las que estuve, no recuerdo tampoco el número exacto de casas que he habitado. Tampoco estoy segura de cuántas veces he llamado "amigo" a alguien sabiendo bien que no duraría más de un mes. Tampoco llevo bien la cuenta de cuántos novios de juguete tuve durante mi adolescencia. Y no sé, realmente no quiero saber, si es normal, si para todos en alguna etapa de la vida ese tipo de cosas son tan inestables, cambiantes, como han sido en la mía. He de decir que nunca me había molestado, para mi eso era lo normal, lo aceptado, y jamás se me ocurrió pensar que tal vez la vida no era de esa manera, que era yo la que estaba mal, la que vivía en un error. Y no pregunto porque no quiero saber. No quiero saber no porque no siento curiosidad. Los que me conocen saben que son pocas las cosas que no me causan curiosidad, pocas las cosas que no pregunto por más estúpidas que sean, ni por más que insistan en que no quiero saber. Ya he dicho muchas veces que me he cansado de huir, tantas que tampoco llevo la cuenta de ellas. Y sin embargo lo sigo haciendo. Sigo huyendo, sigo siendo la misma cobarde de siempre. Me pongo a pensar a veces en mi hermano, que ha vivido como he vivido yo, como nómada. Lo veo y luego me observo a mi. Él sí tiene amigos de la secundaria, él sí tiene una pareja estable, una relación decente con mi madre. Yo no. No quiero compararme con él, porque ya mucho lo han hecho todos en mi familia. Sé que está de más decir que él siempre ha salido ganando de todas (o casi todas) esas comparaciones. A veces me pregunto cómo/cuándo será el día que encuentre algo que pueda llamar hogar. Y todas esas veces me acuerdo de cierta vez que volví a Coyoacán después de mucho tiempo de no haber ido, y me di cuenta de que, si bien recordaba qué camión tomar, cómo llegar, hacia donde caminar, había olvidado casi por completo todo el recorrido. Las calles que tomaba, las vueltas, los lugares conocidos (y desconocidos) por los que pasaba, calles que muchas veces caminé yo sola bajo la lluvia. Lo recuerdo porque fue cuando me dije "Había olvidado el camino a casa. No sabía que tenía una."
I forgot the way back home... i didn't know i had one...
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